Estuvo hasta bien entrada la noche intentando hacer desaparecer de su cuerpo toda la variedad de azules imaginables. No le importaba vivir como un indigente, encerrado durante meses, mientras se abandonaba al proceso de creación. Teñido de pies a cabeza. Sin embargo, para la presentación había que ir atildado. Y la maldita mancha azul intenso se negaba a desaparecer de su pulgar. A Alfonso le repateaba tener que lidiar con el postureo. Pero sabía que para tener éxito en la industria del arte había que moverse en el mundillo, y eso lo sabía hacer. Se dejaba querer. Llevaba un año trabajando en la nueva colección que había titulado “Respirando en azul”. Estaba satisfecho. Anna, la dueña de una nueva galería, había ido detrás de él durante mucho tiempo. Quería hacer coincidir la presentación de su nueva obra y la inauguración del local. Él accedió a un precio impúdico. Una imperceptible agitación lo hizo llegar antes de tiempo. Desde la calle, la galer
Aprendiendo a narrar historias inspiradas en la ciencia y en sus protagonistas. Adicta a los libros y a los de divulgación en especial. Editora en @hypatiacafe