Como a todos los que buceamos a pulmón entre páginas escritas, me gusta perderme en las librerías. El olor a papel y tinta sazonados con un pelín de polvo augura siempre un viaje a través del tiempo a caballo de otras mentes. Fui directamente a la estantería del comedor, donde todavía ocupa un lugar de honor La vida maravillosa de Stephen Jay Gould, con la esperanza de recordar qué fue lo que me sedujo de él hace veinticuatro años. El motivo por el cual me lo llevé a casa desde la librería y por qué sacudió mí intelecto. Aunque ya tenía un cierto interés en estos temas y había oído hablar de ellos, este libro sirvió para configurar en mi cabeza lo que hasta entonces habían sido sólo esbozos. En el lomo, el dragón símbolo de la colección Drakontos . Me produjo un placer eléctrico abrir el libro al azar. El polvo y varios traslados habían amarilleado sus ásperas hojas. Leí un fragmento, me sorprendió la complejidad del párrafo. Me detuve en los detallados dibuj
Aprendiendo a narrar historias inspiradas en la ciencia y en sus protagonistas. Adicta a los libros y a los de divulgación en especial. Editora en @hypatiacafe