En 1999 el restaurante de Pepe se había convertido en su cuartel general. Delante el café de la sobremesa surgía siempre el mismo apasionado debate. ¿Qué nos hace ser como somos, los genes o la cultura? ¿Gen o ambiente? Y ese día decidieron averiguar, en lo posible, quién tenía razón e idearon un experimento que las llevaría a unos resultados, si no extraños, inesperados. Antonia es bióloga molecular y Marta ingeniera informática. —Muy fácil —asevera Marta —: Si se quiere saber qué características de nuestra forma de ser son atribuibles a los genes y qué parte no lo es, lo mejor que podemos hacer es estudiar a dos personas exactamente con los mismos genes (gemelos monocigóticos) que, sin embargo, se hayan criado en ambientes diferentes. ¿Estamos de acuerdo? —interpela. —Si, y si recopilados todos los estudios no se ha podido llegar a ninguna conclusión. —Pues, ¿qué te parecería si se pudiera hacer en el laboratorio? Marta entorna sus ojos verdes socarr
Aprendiendo a narrar historias inspiradas en la ciencia y en sus protagonistas. Adicta a los libros y a los de divulgación en especial. Editora en @hypatiacafe