Te conozco, te he observado muchas veces desde lejos. Quiero que sepas que no podré evitarlo, soy esclavo de mi códice interno tanto como tú, aunque todavía no lo sepas. Por eso no voy a pedirte perdón. Todos nosotros somos producto de la lotería genética y la evolución de los de nuestra estirpe. Todos somos cautivos de nuestro destino. No pienses que soy cruel, porque no lo soy. No lo podré impedir, está escrito con sangre. Los preceptos son antiguos y las reglas claras. Voy a desgarrar el cuerpo de tu madre delante de tus ingenuos ojos y comprenderás de golpe les lecciones que ella te ha estado dando desde que saliste de su vientre. La pulsión me dominará. La agarraré y gritará porque sabrá lo que le espera. Una vez inmovilizada , beberé su sangre que saldrá a borbotones de su cuello. Y todavía viva, le abriré la barriga y le sacaré las tripas mientras tiño, de rojo caliente, mi cuerpo con satisfacción. Tú pensarás que tal vez ella se dejó para protegerte y te sentirás
Aprendiendo a narrar historias inspiradas en la ciencia y en sus protagonistas. Adicta a los libros y a los de divulgación en especial. Editora en @hypatiacafe