Sucedió al regresar al colegio después de
unas vacaciones de navidad de hace mil años. Los Reyes Magos de Oriente me
habían traído una muñeca que andaba sola, bueno con pilas. ¡Era mágica, espectacular!
No veía la hora de volver a clase para poder, orgullosa, enseñarla a las
amigas.
Todas llegamos con la cartera abultada,
los ojos bien abiertos registrando los tesoros de las demás y con la emoción obligándonos
a sostener una sonrisita nerviosa aparentemente ingenua
Esperé pacientemente a que las íntimas
exhibieran sus cachivaches, disfrutando de la perspectiva de dejarlas
anonadadas al contemplar mi impresionante regalo de reyes.
−Y a ti, Laura, ¿qué te trajeron los
reyes? −. Esa era la señal que me llevaría directamente a la gloria y no pude
contener la satisfacción en mi rostro.
Saqué la muñeca de su funda despacito
creando tensión como en las pelis. No pudieron contener un − ¡Oh! −. Mientras
les contaba que andaba sola, sin darle cuerda con la llave, ni tener que
acompañarla cogiéndola por los bracitos en su vaivén.
Disimuladamente introduje mi mano por
debajo del vestido y accioné el interruptor, pero el juguete no se movió.
Sorprendida volví a probarlo una y otra vez, clic clac, clic clac,
mientras les contaba las maravillas de que era capaz. Pero nada de nada,
no caminaba. Desesperada, empecé a angustiarme mientras ellas se reían a
carcajadas. Cada risotada me dolía como una bofetada dada con la mano abierta
dejando marcados, de intenso rojo, los dedos en las mejillas.
Cuando mi padre me recogió a la salida del
colegio todavía resbalaban gruesas gotas de agua salada por mi cara, imposibles
de controlar. Le conté lo sucedido, me sentó en su regazo y me dijo que no
me preocupara que tan solo se había agotado la pila de tanto hacerla andar por
casa. Me contó en qué consistía una batería, como funcionaba y porque se
termina. Me lo explicó con palabras que pudiera entender calmando así mí
desespero. Respire aliviada, yo no había hecho nada mal. ¡Y lo de la pila era
chulo! Mañana se lo contaría a mis compañeras.
Aquel día hubiera podido nacer
una buena científica, pero la vida me llevó por otros caminos.
Este
#relatosDecepción participa en la iniciativa de @divagacionistas de marzo 2017.
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