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Mostrando entradas de diciembre, 2017

La singularidad del CE67

        — Hola, buenas tardes — saluda.         — Buenas tardes. ¿Qué número ocupaba?         — Mostrador veintitrés.         — Son trece wayermetios con cincuenta y cinco. Deme la tarjeta.  — le dice mientras le acerca el holograma que previamente ha tecleado en la impresora.         — Un momento por favor, no la encuentro — contesta desencajado.         — No está permitido ir sin tarjeta — dice molesto el cajero —. Encuéntrela rápido.       Introduce sus torpes manos en todos los agujeros de su atuendo color blanco y negro, uno por uno. Vacíos, no hay tarjeta. Se extraña. La lleva siempre consigo como establecen las ordenanzas.        — No la llevo encima --por fin se atreve a decir —. Mañana la traigo para que la pueda validar.        — Es una falta grave. Tendré que avisar a seguridad.        — ¡Venga ya!, me conoces — implora —. Vengo cada día a la misma hora.        — No sé quién eres, no te conozco — le contesta impasible el cajero       

Ameni y los ahoras

Mi pequeñísimo protagonista vivió hace muchos miles de millones de años y le ocurrió algo sorprendente, algo tan mágico que es digno de ser contado.      Ameni, inmediatamente después de venir al mundo ya se desliza por las cálidas aguas del trópico junto a sus congéneres, e impulsada por su código interior, va en busca de un hábitat suficientemente rico en plancton para residir definitivamente.      Ameni es de un brillante y translúcido color azul y se parece a una pequeña anémona de cuerpecillo alargado. Puede desplazarse gracias a doce apéndices situados en un extremo con un esquemático sistema nervioso dirigido por un tosco cerebro. Es preciosa, pero nadie sabe que Ameni es rara, ha nacido con una pequeña diferencia en sus genes, una mutación.     Sus colegas se están agrupando. Se dirigen al fondo del mar donde hay unas grandes rocas marrones llenas de agujeritos.   Ameni percibe como sus compañeros de viaje, se colocan sobre las oquedades de las rocas don

Unos cuantos scikus malos con buena intención.

Bruno Arpaia El tiempo es también una manera de poner un poco de orden en el caos universal. Carlo Rovelli ¿El tiempo no existe, y es solo una propiedad emergente de nuestra consciencia? Tal vez. El tiempo: Es nuestra falta de visión, nuestra imposibilidad de medir la complejidad del mundo. Participo con este relato,como #polivulgador , en la iniciativa de @hypatiacafe para el mes de diciembre sobre #PVtiempo.