Audrey Hepburn transmite una levedad difícil de describir y me gustan sus películas. Toda ella, esbelta, de movimientos armónicos y ligeros, irradia glamur. Mujer de mirada melancólica y sonrisa de trazos ingenuos. Hasta su extrema delgadez es atractiva a pesar de su origen: desnutrición. Ya sabía que, en 1944 en plena ocupación nazi, Audrey vivía con su madre en Arnhem, Holanda, cuando llegó el qué se ha venido a llamar el invierno del hambre . En aquel año murieron alrededor de diez mil personas por falta de alimentos. De los 9 a los 16 años Audrey sufrió desnutrición, llegando a comer bulbos de tulipán y ortigas. Me impactó saber qué hubo días en los que solo llenaba el estómago con agua para tener percepción de saciedad. Además, vivió las atrocidades propias de la guerra que nunca pudo olvidar. Lo qué no sabía es qué durante toda su vida, Audrey sufrió anemia, trastornos alimentarios, problemas respiratorios y de adulta padeció depresión, todo atribuible a la d
Aprendiendo a narrar historias inspiradas en la ciencia y en sus protagonistas. Adicta a los libros y a los de divulgación en especial. Editora en @hypatiacafe