Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de junio, 2023

El amanecer de todo

  El poder que tienen en mi los libros no deja de sorprenderme. Ese feliz baile de ideas y emociones entre el escritor y yo, su lectora. Un buen comunicador me puede hacer dudar de un concepto interiorizado del que nunca se me hubiera ocurrido cuestionar. Este ha sido el caso de El amanecer de todo escrito por David Graeber, antropólogo y David Wengrow, arqueólogo.      Empecé a leer ciencia con Stephen Jay Gould, paleontólogo, así qué no me queda otra que admitir que me flipan nuestros orígenes, y a quien no, ¿verdad?. Pues, este libro me ha recordado esa primera vez ( podéis leerlo aquí).     Antes de leer a S J Gould creía que la evolución era lineal y progresiva en el tiempo. Los humanos venimos de los monos. ¿Quién no ha oído esa frase? Pues no es correcta.      Entre ellos y nosotros, en el laboratorio de la naturaleza, se experimentó con cientos de primates que no llegaron a sobrevivir. Lo que sí es cierto es que los simios y nosotros tuvimos un ancestro común, que vivió h

Eleonor se convirtió en Barbara

  Eleanor, con solo tres años, era capaz de jugar sola durante horas. A su madre, Sara, le preocupaba que no necesitase nunca a nadie.     —Thomas, esa niña es rara—le dijo a su marido—, no es normal ese desapego.      —Cariño, nuestra hija es del todo normal, solo tiene curiosidad por temas distintos a los de los niños de su edad.     —Pero en lugar de jugar con muñecas, juega con el maíz de la despensa, y eso es extraño, Thomas.      —A mí me pregunta por qué los granos de algunas mazorcas son de distintos colores.     Thomas sonrió con ternura.      —Cuando le ato los lazos rosas en las trenzas se los arranca. No es nada femenina.     —Y ¡qué más da Sara, por dios! —contestó sorprendido por las palabras de su mujer—. Nuestra hija es inteligente, fuerte e independiente, y eso es una ventaja, no una rareza—replicó Thomas—A nuestra hija le encanta perderse en su propio mundo de imaginación. Muestra un talento especial para visualizar cosas que los niños de su edad no pued

Mi padre me parecía un loco

  Recuerdo perfectamente que fue en junio, porque era mi primer día en casa una vez cerradas las aulas.     Dormía plácidamente cuando mi padre entró de golpe en la habitación.     —William… ¡despierta! —gritó zarandeándome—. Has de ayudarme.     —Padre…está diluviando y son las doce de la noche…     —De eso se trata ¡Levanta y vístete!     No tuve más remedio que obedecer y en un momento estuve bajo la tormenta siguiendo a mi padre por el bosque de atrás de la casa. Los relámpagos iluminaban el escenario y casi de inmediato retumbaban truenos enfurecidos.      Me pregunté por qué había reforzado con una varilla metálica, larga y puntiaguda, la cometa de mis hermanos. ¿En qué andaba metido? Solo hacía falta ver el entusiasmo de ese hombretón para comprender que no hubiera servido de nada preguntar. Por aquel entonces, mi padre me parecía un loco.      Me hizo agarrar la cometa mientras él sacaba del bolsillo una de las llaves del cobertizo de grueso metal. La ató al otro