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El espejismo que duró cuarenta y un años

 


Fuera del Museo Británico, Londres brillaba al abrazo de la primavera. Dentro, el anfiteatro del museo revertía actividad; murmullos ahogados de voces apresuradas expectantes a lo que iba ocurriendo en la sala; ruido de papeles y lapiceros enredados entre manos impacientes.

       Un tenso silencio se impuso de pronto cuando Charles Dawson entró por un lateral al foso del anfiteatro. Detrás de él un alumno arrastraba una mesa con ruedas y sobre ella un bulto redondeado tapado por una tela, estampada de colores oscuros, rozando el suelo. 

       Dawson saludó a los asistentes con una sonrisa altanera; elegante, luciendo su peculiar mostacho. Expuso con solemnidad las circunstancias del descubrimiento con todo detalle. Pendiente del eco de cada palabra que pronunciaba y el efecto que producían en la audiencia. 

       Con gesto teatral pidió a su pupilo qué fuera descubriendo despacio el bulto de sobre la mesa con ruedas. Y así lo hizo manteniendo la expectación. El auditorio se levantó para ver mejor.

       Sobre la mesita quedó al descubierto una calavera con un cráneo y unas mandíbulas enormes.

       —Les presentamos a Eoanthropus descubierto en Piltdown —dijo señalando el espécimen con gesto grandilocuente. 

       Un rumor de admiración se levantó con fuerza. Los expertos quisieron adelantarse para poder ver mejor. Los dos bedeles, qué se habían mantenido al margen, dieron un paso a frente para intimidar a los más osados. 

        — Sin duda, es el descubrimiento más importante de estas características — dijo Dawson levantando la voz —. ¡Hemos hallado el eslabón perdido, y es británico!

 

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Así me imagino el día que Dawson presentó al hombre de Eoanthropus en 1912. El mayor fraude de la historia de la ciencia del siglo XX y qué duró hasta 1953: El Hombre de Piltdown. Y me pregunto cómo pudo ocurrir semejante estafa y qué durara durante tanto tiempo.

       Si hoy nos dijeran que se han encontrado los restos del primer protohumano junto a un teléfono móvil, de inmediato lo rechazaríamos por ser una fake news. (Bueno, la gran mayoría de nosotros, para un pequeño sector de la población podría ser la prueba de qué los extraterrestres llevan millones de años con nosotros…jajaja) 

       Hace algo más de un siglo eran otros tiempos, no solo el conocimiento científico era algo más limitado, sino también estaba lleno de sesgos oportunistas (como lo qué son) qué hicieron pasar semejante noticia por cierta durante 41 años. 

       El descubrimiento logró una enorme repercusión por razones que no eran sólo científicas. Existía demasiada gente que deseaba que el Hombre de Piltdown fuera real.

       Por un lado, cinco años antes, un alemán llamado Otto Schoetensack descubrió el Hombre de Heidelberg, el fósil humano más antiguo conocido entonces. Pensemos que debía existir un ambiente muy enrarecido en 1907 ya que nos llevó poco más tarde a la Primera Guerra Mundial. Por lo que ese descubrimiento alemán debió incomodar a Gran Bretaña, y el Hombre de Piltdown se presentaba como la solución. De hecho, en la carta qué Dawson escribió a Woodward (conservador del Museo Británico de Historia Natural) comunicando su descubrimiento escribió: "El espécimen rivalizará con el Homo heidelbergensis"

      Luego, las supuestas características del Eoanthropus, un cráneo grande, humano, y una mandíbula fuerte como la de un simio, encajaban perfectamente en la teoría, (por supuesto errónea de entonces) de que la evolución del cerebro humano había precedido a los cambios en la mandíbula para adaptarse a una nueva alimentación. Así que el eslabón perdido tenía qué poseer las características mezcladas de un humano y un simio.

       Otro motivo de qué el Hombre de Piltdown consiguiera permanecer en pie cuatro décadas, fue porque los restos se ocultaron y a muy pocos se les permitió verlos. Asimismo, una refutación formal necesita siempre de suficiente confianza en los métodos de análisis, y una alta dosis de coraje para desafiar los viejos dogmas.

     Además, ¿cómo resistirse a la idea de que el primer hombre fuera europeo y en concreto británico? Se halló un hueso de elefante tallado con la forma de palo de cricket lo qué suscitó, entre otros muchos detalles serias dudas en la comunidad científica. Ya en 1913 el anatomista David Waterston sugirió, en una prestigiosa revista científica, que el ejemplar correspondía en realidad a un cráneo humano y una mandíbula de simio. Y el tiempo y las nuevas técnicas le dieron la razón. 

        El 21 de noviembre de 1953, el diario londinense The Times editó un estudio publicado en el boletín del Museo de Historia Natural, en el que varios científicos aplicando nuevas técnicas demostraron definitivamente que el Hombre de Piltdown era un fraude cuidadosamente elaborado.

       Dawson falleció en 1916 y no vivió para conocer la sentencia del caso. Durante mucho tiempo se estuvieron evaluando varias hipótesis sobre la autoría del engaño y los motivos que lo impulsaron. Se llegó a barajar la posible implicación de Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes, de actuar por despecho contra los científicos por despreciar su espiritualismo. Sin embargo, durante años la mayoría de los dedos acusadores apuntaron en una misma dirección: Dawson.

       Las largas investigaciones han ido señalando a Dawson como el autor del fraude. Conclusión reforzada en 2016 gracias a un estudio dirigido por De Groote. El análisis de los restos originales con técnicas actuales ha revelado que el método fue el mismo para la creación de todos los falsos fósiles hallados en Piltdown: los huesos se tiñeron de marrón, las grietas se rellenaron con gravilla y se sellaron con masilla de dentista, vinculando todos los especímenes a un solo falsificador, Charles Dawson.

       La motivación de Dawson se ha atribuido a su ambición por lograr el reconocimiento científico, ya que era un mero aficionado. Realmente hay que admitir que el personaje era un maestro del engaño. 

       Esta polémica señala los peligros de llegar a conclusiones basadas en información limitada o nueva, tanto para las personas de a pie como para los científicos. En muchos aspectos, todo este suceso presagiaba las amenazas que ahora plantean las noticias falsas y la difusión de información errónea acerca de la ciencia y de muchos otros temas. Es difícil llegar a la verdad (ya sea de una noticia o de una teoría científica) sin tener acceso a las pruebas en las que se basa y sin ser contrastadas y revisadas por sus pares.


Con esta entrada participo como #polivulgador de @hypatiacafe sobre #PVespejismos


 

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