Ir al contenido principal

Sarah Boone

Me plantée aportar mi granito de arena a este once de febrero y escribir alguna cosa sobre una mujer de la que nunca hubiera oído hablar. ¡Hay tantas y tan olvidadas!, que tardé mucho en decidirme por una. El tiempo que me llevó sirvió para guardar una larga lista en mi blog de notas que, con placer, iré descubriendo poco a poco.
             Elegí a Sarah Boone por ser la primera mujer afroamericana en obtener los derechos de patente de un invento y en una época terrible. Recordareis que no antes de terminar la guerra de secesión americana en 1865, no se abolió la esclavitud en el sur de Norteamérica, y Sarah nació en febrero de 1832 en el condado de Craven Carolina del Norte, cerca de la ciudad de New Bern, en plena zona esclavista.
              Nuestra ingeniosa protagonista con quince años se casó, en noviembre de 1847, con un liberto llamado James Boone con el que tuvo ocho hijos. Me pregunté si ella también había sido liberada, o tuvo la opción de comprar su libertad, pero no encontré información al respecto. Supongo que ser tratado como un objeto, y ser solo la propiedad de alguien no te daba opción, te liberaban o te vendían. ¿James la tuvo que comprar?
            Los Boone fueron perspicaces y antes de estallar la guerra Civil Americana se trasladaron con toda la familia a New Haven, Connecticut. Allí pudieron instalarse en la Calle Winter número 30 y tener una vida digna. James trabajaba como albañil en la construcción y Sarah cosía vestidos para las damas que se lo podían permitir. ¿Se hizo modista o ya lo era?, quién sabe.
            Hay que recordar que ser costurera en aquellos años no era como ahora que muchos de nuestros jóvenes sueñan con ser un gran modisto y ganar mucho dinero ¡No señor!  No había luz eléctrica en las casas, se trabajaba 24 horas diarias y sin vacaciones. No había calefacción y los sabañones de las manos debían doler, ¡que no veas! Pero no se podía dejar de coser. Había que hacer muchos vestidos para llegar a tener un sueldo que permitiera, medianamente, sobrevivir.
            Los vestidos de las mujeres de aquella época no eran como los nuestros, que cualquier trapo con un buen corte, nos sirve para sentirnos elegantes y sugerentes. Las damas de finales del diecinueve llevaban un montón de enaguas con encajes y puntillas. Que había que almidonar y planchar. Era un trabajo duro y como he sugerido muy mal pagado.
            Sarah debía sufrir una gran presión tanto por las condiciones laborales de la época, como por el color de su piel. Me imagino a las pretenciosas mujeres de piel mortecina  tratándola como una máquina de coser, y no un ser humano. Esclavistas que la trataran como tal. Pero ella se sabía afortunada, libre y más lista que todas ellas juntas.
            Planchar las mangas de los vestidos le era un verdadero tormento no le toleraban una sola arruga en el tejido. El planchado se hacía sobre superficies grandes y planas, generalmente sobre una gran mesa de madera y con las pesadas planchas de hierro rellenas de ardientes brasas. Cuando se alisaba un lado, se arrugaba el otro.
             El planchado le consumía demasiado tiempo, así que empezó a plantearse cómo podría hacerlo para ir más rápido. Si Sarah hubiera sido una mujer convencional se hubiera conformado con hacer las cosas como siempre se habían hecho, sin cuestionarse que, tal vez, se podían mejorar. Su invento fue modesto, pero no por ello menos valioso, Sarah cambió la vida de muchas planchadoras perfeccionando una simple tabla de planchar.
             Algunos os preguntareis que tiene que ver esta sencilla modista que inventó una vulgar tabla de planchar, con la ciencia, pues todo. Me explico: Primero, Sarah se atrevió a pensar, imaginando sino un mundo mejor que era mucho pedir a finales del XIX, si mejorar su vida y la de su familia. Luego, observó (observación) que si la tabla de madera pudiera ser estrecha, tal vez  facilitaría el trabajo (hipótesis). Un amigo de James, que era carpintero, le hizo un prototipo para que probara (experimentación). Y funcionó, tras varias modificaciones del modelo. Ciertamente, la forma y la estructura le permitían encajar un manguito que era reversible, por lo que podía planchar ambos lados de la manga. (Verificación) Sarah usó el método científico, sin saberlo. Siempre lo usamos cuando queremos saber si las cosas realmente funcionan o que se acerquen lo más posible a la verdad.
             La ciencia es un proceso, no un dogma. Es más importante aprender a hacerse preguntas, a cuestionar porque las cosas son como son, para luego indagar si podrían ser de otra y por lo tanto llegar a mejorarlas.
             James Boone murió en 1874, dejando a su mujer viuda a los 42 años, que siguió con su oficio de modista. A los sesenta años logró que patentaran su tabla de planchar, murió en 1904 con 72 años y está enterrada en el cementerio Evergreen en New Haven.
            Número de patente US473653 año 1892

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sciku. Que es eso?

Sciku. Que es eso ? Empecé este blog, como un juego, bueno de alguna forma lo sigue siendo, ya que me divierto haciéndolo. La palabra “juego” la asociamos a divertimento, pero también a informal, ¡Piiiiiiip! , error! Vuelvo a empezar. Empecé este blog, Kaladen de una manera informal, sin rigor. A medida que voy escribiendo, también lo hace mi interés por él. Me doy cuenta que no se escribir y menos todavía sobre ciencia, en consecuencia, estoy apuntada a un curso de literatura científica creativa ,    a ver si aprendo algo. Hoy he presentado mi primer trabajo que consiste en escribir cinco scikus. Sciku , que es eso? me pregunte, tuve que buscarlo en la red. Resulta que son  poemas cortos inspirados en la ciencia. Es la versión sobre ciencia del Haiku japonés    Es mi primer escarceo con la poesía y he de confesaros, que me la he mirado siempre de manera terriblemente sesgada. Ha sido todo un descubrimiento para mi, he de reconocer, qu...

Arte vivo: El beso del colibrí

La fiesta de cumpleaños de Marta había durado hasta la madrugada y recordaba haber entrado en la cama desnuda y sin desmaquillar. Mi boca pastosa, la molesta luz y mi torpeza revivieron los excesos de la noche. Pensé que un paseo por el bosque de detrás de la casa me ayudaría. Me vestí  y baje a la cocina donde aplaque mi sed con zumo de naranja directamente de la botella que saqué del frigorífico. Con solo inhalar el aroma de tierra húmeda y contemplar el color de la primavera ya me pareció mejorar el ánimo. Extendí la manta que me llevé para tal menester en un rellano, me estiré en ella boca arriba, y admiré cómo se alargaban las copas de los árboles por encima de mi cabeza deseosos de llegar a tocar el azul del cielo; tuve la necesidad de llenar mis pulmones del aire fresco que acariciaba mi piel. Luego, me quedé muy callada escuchando cómo el viento y el bosque creaban sus melodías; me distraje deduciendo uno a uno, que animal o planta las producía; como si fue...

Dialogo entre Annie y Charles Darwin

Mi querida Annie Permitid que me presente, me llamo Annie Elizabeth Darwin, la segunda hija de Emma y Charles Darwin. Empiezo mi primer diario hoy 20 de marzo de 1851. El 2 de este mismo mes celebramos mi décimo aniversario con una pequeña fiesta que organizó mi madre. Mi padre me regaló una bonita muñeca que duerme conmigo cada noche. Guardo cama ya que estoy enferma. Este diario se lo dedico a mi padre al que quiero mucho, él también tiene problemas de salud sobre todo cuando trabaja demasiado. Acaba de regresar de Londres donde ha estado unos días por trabajo Me levante de la cama como un rayo, pues a pesar de mi debilidad, me gustaba la primavera. Se presentaba un día de marzo resplandeciente con olor a flores y a tierra removida. Mi padre acostumbra a dar largos paseos y se pierde entre sus plantas, sus bichos y sus pensamientos. Siempre está cavilando, y ese día quise saber en qué y salí a su encuentro.   Me deje llevar por el placer de sentir los primeros ray...

La mano de Anna Bertha Roentgen

Cuando Wilhelm me pidió que pusiera la mano bajo la placa, no lo dudé ni un instante. Le había ayudado centenares de veces en sus trabajos de investigación. Compartía con él la idea de que había que experimentar, no solo pensar. Conocía la importancia que su trabajo podía suponer para el futuro de la humanidad. Así que lo hice, sin miedo.       Cuando vi la fotografía de los huesos de mi mano desnudos, descarnados, la imagen de la muerte y de la insignificancia del hombre se me hicieron patentes. Se fijaron en mi mente para siempre. Solo esa amada joya que es mi anillo de compromiso daba sentido a la angustia existencial de la experiencia.        Anna Bertha Roentgen fue la mujer del primer galardonado con el premio Nobel de física en 1901, Wilhelm Conrad Rontgen . E n 1895 produjo radiación electromagnética en las longitudes de onda correspondiente a los actuales rayos X . Ese día, entre los dos, hicieron la primera...