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Friki por la cultura científica.

 


Cuando me presentan a alguien por primera vez acostumbro a usar, como todos, mi escáner instantáneo. Eso me da una primera impresión: sexo, estructura física, sensualidad, aseo, sonrisa tierna o cínica, estrato social, olor...etc. Luego, en la conversación detecto otras cosas más sutiles. Si esa persona posee amplios conocimientos sobre la obra de Velázquez o Picasso, automáticamente la considero culta. Lo mismo me ocurre con alguien que conoce de memoria fragmentos del Quijote, posee una amplia información sobre la obra de Jaume Plensa o me habla con propiedad de las guerras carlistas. Pienso que esas personas tienen una gran cultura general. Pero luego, durante la charla me doy cuenta de que la mayoría desconoce que es un muon, un quark o confunden evolución con progreso y no digamos si se habla del editor genético CRISPR.

       Con frecuencia asociamos la cultura a temas artísticos, de literatura o de historia. ¿Pero sólo eso es cultura? La RAE define el término cultura como el “Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico”. Es decir, que no se limita a unas especialidades concretas.

       En situaciones como las que estamos sufriendo, que afectan a todo el planeta, como la crisis climática y la pandemia, urge la necesidad de que los ciudadanos conozcamos todas las herramientas posibles de transformación social. 

       Las causas de los cambios sociales han sido muchas y complejas a lo largo de la historia. Hoy por hoy, la ciencia predomina como una de estas causas, para ello basta con observar el impacto que tiene en nuestras vidas internet o el GPS. Su poder de transformación a través de la tecnología es abrumador. Siempre lo ha sido, véase la imprenta, el motor de combustión, el ferrocarril, la bombilla incandescente, el teléfono o una simple polea.

       En general percibimos que la ciencia ha obtenido importantes resultados, como el sólido conocimiento del mundo natural que nos rodea. Además, los astrofísicos nos han dado con el guante en pleno morro al afirmar que todo lo que sabemos del contenido del universo es sólo alrededor de un 4% y que del 96% restante (materia y energía oscura) no tenemos ni idea de lo qué es. Y eso da qué pensar.

       Por otro lado, están las aplicaciones de la ciencia básica al desarrollo tecnológico que han conseguido valiosas mejoras, como el aumento de la calidad y la esperanza de vida, mejores comunicaciones, tiempo libre, confort … A pesar de ello, es importante no olvidarlo, estas mejoras solamente las disfrutan, todavía, una pequeña parte de los seres humanos.

       Simultáneamente, la mayoría de la sociedad considera a la ciencia culpable de muchos de los problemas actuales: contaminación ambiental, destrucción de sistemas ecológicos en todo el planeta, armamento sofisticado, calentamiento global, residuos nucleares, biológicos y químicos peligrosos. 

       Esta dicotomía hace que se tenga una visión contradictoria de la ciencia. Por un lado, de respeto ante una disciplina, muchas veces incomprensible, y por otro de desconfianza e incluso, a veces, de declarado rechazo. Me pregunto por qué ocurre esto. ¿Por qué hubo una escisión entre las humanidades y las ciencias? Habrá que informarse sobre ello.

       Pero volvamos a la definición de cultura: “Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico”. Así qué para poder opinar con criterio sobre cualquier tema es necesario conocerlo y la ciencia no es la excepción. 

       No me parece prudente prescindir de la ciencia para viajar al pasado en busca de un añorado edén natural qué nunca existió u otras propuestas irracionales. Hay muchos problemas que requieren de la ciencia para su solución. Si, si, la solución pasa por más ciencia, no por menos, nos guste o no. Es crucial que todos valoremos el progreso de las distintas disciplinas y para ello es imprescindible conocerlas. Luego, podremos apoyar su expansión y, a la vez, evitar sus aplicaciones ilícitas o abusivas y si las hay corregirlas y amonestar a sus responsables. Es la sociedad, y los ciudadanos de a pie qué la componen, o sea nosotros, los que debemos marcar el rumbo a seguir de la ciencia, y para ello se requiere que todos poseamos una vasta cultura científica.

       Necesitamos ser individuos con la suficiente cultura científica básica para poder afrontar los desafíos que nos urgen, desnutrición, hambre, ingeniería genética, calentamiento global, energía, residuos, IA…, hemos de ser críticos y exigentes con los responsables de lo público y ser suficientemente expertos para forzar la dirección a tomar. 

       El conocimiento, la cultura en su totalidad, y en especial la científica, son imprescindibles para hacernos un poquito más libres y sobre todo lo suficientemente sensatos para tomar las mejores decisiones posibles a la hora de enfrentarnos con los complejos problemas que nos acucian a todos.

 


Creo que ha quedado un poco panfleto, pero es que así lo vivo. Llevaría siempre puesta una camiseta con bonitas letras que dijeran: "Friki por la cultura científica" 

       Si os sorprende que afirme que nunca existió un paraíso ancestral os aconsejo leer "Factfulness" de Hans Rosling o el extenso y documentado volumen de S.Pinker "Los ángeles qué llevamos dentro" y del mismo autor  "En defensa de la Ilustración"

 

Con esta entrada participo como #polivulgador de @hypatiacafe sobre #PVCulturaCientífica.

 

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