Cuando Wilhelm me pidió que pusiera la mano bajo
la placa, no lo dudé ni un instante. Le había ayudado centenares de veces en
sus trabajos de investigación. Compartía con él la idea de que había que experimentar,
no solo pensar. Conocía la importancia que su trabajo podía suponer para el
futuro de la humanidad. Así que lo hice, sin miedo.
Cuando vi la fotografía de los huesos de mi mano desnudos, descarnados, la
imagen de la muerte y de la insignificancia del hombre se me hicieron patentes.
Se fijaron en mi mente para siempre. Solo esa amada joya que es mi anillo de compromiso
daba sentido a la angustia existencial de la experiencia.
Anna Bertha
Roentgen fue la mujer del primer galardonado con el premio Nobel de física en
1901, Wilhelm Conrad Rontgen. En 1895 produjo radiación
electromagnética en las longitudes de onda correspondiente a los actuales rayos
X. Ese día, entre los dos, hicieron la primera radiografía.
Que el físico no
quisiera que los rayos X llevaran su nombre nos muestra su generosidad. Nunca
quiso patentarlos, ya que estaba convencido que la ciencia era patrimonio de
todos. Eso dice mucho de los dos protagonistas de esta pequeña historia.
A 29 de abril del 2019 participio
en la iniciativa de @divagacionistas con el tema #relatosAnillos
Anteriormente: Curso de
escritura científica creativa @DivuLC y también con este microrelato participo
como #polivulgador , en la iniciativa de @hypatiacafe para el mes de abril
sobre #PVserendipia
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