Ir al contenido principal

Sin embargo, ¿y si un día fuera posible?

 


Carla le había pedido que la esperara dentro del cine en las butacas del fondo. Los lunes no se llenaba la sala y podrían hablar con libertad sin que nadie las pudiera identificar en la oscuridad.

El corazón de Teresa se fue acelerando con la espera. Ella y Carla se conocían desde el colegio y entraron en la facultad de biología con la intención de estudiar genética y especializarse en biotecnología. Querían erradicar el hambre en el mundo—Teresa sonrió por dentro — Carla era su mejor amiga, a pesar de que la vida las había distanciado un poco, sin embargo, sabían que siempre estarían la una para la otra. Por ello, no comprendía tanto secretismo.

Al poco, Carla se sentó de golpe a su lado en la oscuridad del cine. 

—Hola, Teresa —susurró —. No tengo mucho tiempo, escúchame bien —mientras, le coloca en el regazo un grueso cartapacio, un USB en forma de flor y un teléfono—. Toma mi trabajo y haz que llegue al mundo. Yo ya no puedo, la multinacional Nutolin-Chem Group desea hacerse con él a toda costa y al precio que sea. Me han dado un par de avisos, y ya no sé dónde esconderme. Léelo con tranquilidad y si tienes alguna duda llámame por ese teléfono que tienes junto al cartapacio. Yo tengo que desaparecer durante un tiempo. 

 

—Me estás asustando, Clara—, hablémoslo, encontraremos una solución. No puedes dejarme a mi sola con tal responsabilidad. 

 

—Confío en tu buen juicio, siempre lo he hecho —le da un beso en la mejilla, se levanta y sale de la sala a toda prisa. 

 

Mientras Teresa intentaba racionalizar lo ocurrido entraron dos hombres, vestidos con traje y corbata,  y con cara de pocos amigos. Teresa se encogió en su silla.

 

Cuando se fueron, salió a la calle, pidió un taxi y se fue directamente a casa. Allí se sentó en su mesa de trabajo y enchufó el USB en el ordenador. No podía esperar a saber que era lo qué había descubierto su amiga. Y se puso a leer. El estudio se titulaba:

 

¿Y si las plantas pudieran hacer fotosíntesis por la noche? —Teresa sonrió al rememorar cuando de estudiantes, entre cerveza y cerveza, se les había ocurrido la idea. Después, empezaron a hacer listas sobre las ventajas que podría suponer conseguir una planta comestible que pudiera alimentarse con muy poca luz. 

 

Entonces, recordó que había guardado algunas de esas listas en algún lugar. Se levantó y estuvo rebuscando en el altillo del armario. Allí estaba la enorme caja de galletas con tiovivos pintados de verde y rojo, dentro de ella, entre otras muchas cosas, solo una lista, la que hicieron en primero de genética, sobre las posibles ventajas de una planta comestible que pudiera hacer la fotosíntesis de noche:

 

Mayor eficiencia energética: Las plantas podrían aprovechar la luz lunar y otras fuentes de luz débil para continuar el proceso fotosintético, lo que aumentaría la eficiencia en la conversión de energía solar en biomasa.

Menor dependencia de la luz solar: Las regiones con días cortos o condiciones climáticas variables podrían experimentar mejoras en la producción de cultivos. Esto reduciría la dependencia de la luz solar directa y permitiría un crecimiento más constante de las plantas.

Incremento en la producción de alimentos: La capacidad de las plantas para fotosintetizar durante la noche podría aumentar los rendimientos de los cultivos, ya que tendrían más tiempo para acumular energía y crecer. Esto podría contribuir a abordar en invernaderos, donde se utiliza iluminación artificial, la fotosíntesis nocturna podría reducir la necesidad de luz artificial, disminuyendo así el consumo energético asociado.

Reducción de la presión sobre recursos naturales: Si los cultivos pueden crecer de manera más eficiente, podría reducirse la necesidad de expansión de tierras agrícolas, disminuyendo la presión sobre los ecosistemas naturales.

Luego, volvió a su despacho, se sentó delante del ordenador y abrió el cartapacio. Por lo que le pareció, en su primera impresión, que Carla lo había conseguido—¡Bien por Carla!—gritó entusiasmada —.¿Pero cómo lo ha hecho? 

Leyó e interpretó gráficos durante horas. Teresa había dejado su trabajo en la facultad para cuidar de los mellizos. Estaba algo oxidada y había términos nuevos que desconocía. Por suerte, hoy con internet es más fácil acceder a los diccionarios de cada especialidad.

Carla había escrito: Modificar una planta para que realice la fotosíntesis durante la noche es un desafío considerable que requerirá cambios en sus procesos metabólicos y/o estructuras celulares. Al principio, me plantee algunas posibles modificaciones:

Teresa se conmovió al constatar que Carla seguía con la tradición de hacer listas.

Adaptación de pigmentos fotosintéticos: Introducir pigmentos que sean sensibles a la luz lunar u otras fuentes de iluminación débil permitiría a la planta capturar energía durante la noche.

Mejora de enzimas fotosintéticas: Modificar las enzimas involucradas en la fotosíntesis para que sean más eficientes en condiciones de baja luz podría facilitar el proceso durante la noche.

Ajuste del ciclo de Calvin: El ciclo de Calvin, una parte clave de la fotosíntesis, podría modificarse para adaptarse a la disponibilidad de luz durante la noche y permitir la fijación del dióxido de carbono incluso en ausencia de luz solar.

Manipulación de los ritmos circadianos: Ajustar los ritmos circadianos de la planta para permitir la fotosíntesis eficiente durante la noche, coordinando la actividad metabólica con los ciclos de luz y oscuridad.

Incorporación de genes de otros organismos: Se podrían introducir genes de organismos que naturalmente realizan la fotosíntesis en condiciones de baja luz, como algunas algas, para transferir esta capacidad a las plantas terrestres.

Teresa no pudo esperar a leer todo el lento proceso de medición y experimentación y se fue directamente al como y a los resultados. 

Por lo visto, hacía unos años se descubrió en el océano, a mucha profundidad, un tipo de alga roja evolucionada para ser capaz de absorber la ínfima luz que llegaba de la superficie y de los distintos animales fluorescentes de la zona abisal. Las algas verdes y rojas de la superficie ya poseen esa cualidad, pero de manera más débil, así que Carla identificó y extrajo los genes encargados de tal función y los introdujo en el  ADN de varías plantas comestibles como el maíz o la cebada. 

Y lo consiguió. Más adelante escribió: Soy muy consciente de que hay que tener en cuenta que  la modificación genética de plantas plantea preocupaciones éticas y ambientales, y es necesario realizar investigaciones exhaustivas para comprender completamente las implicaciones antes de intentar implementar tales cambios.

Dejó de leer, cerró los ojos y apretó los puños, tal descubrimiento no podía estar en una sola mano, para enriquecer a unos pocos. La ciencia siempre ha sido patrimonio de todos y así ha de seguir siendo.

Hacía mucho tiempo que Teresa no se sentía tan viva.  Aceptó el reto y la responsabilidad que suponía tal empresa y comenzó a urdir un plan empezando por hacer una lista de posibles movimientos. ¿La prensa, tal vez? Por otro lado, ella misma realizaría las investigaciones minuciosas que había que realizar antes de comunicar el hallazgo.

 <><><><><><><><><><><> <><><><><><><><><><><>

 

De momento, este relato es solo ciencia ficción. Pero ¿y si?

La transferencia de genes entre organismos, conocida como ingeniería genética o modificación genética, es un área de investigación en constante desarrollo. Por ahora, no se ha logrado transferir genes específicos de algas rojas para la fotosíntesis en baja luz a plantas terrestres comestibles de manera efectiva.

La fotosíntesis es un proceso altamente complejo que involucra una serie de pasos y componentes específicos en las células. Además, las algas rojas y las plantas terrestres tienen estructuras celulares y sistemas fotosintéticos bastante diferentes, lo que complica la transferencia de genes.

Sin embargo, la investigación en biotecnología vegetal continúa avanzando, y es posible que en el futuro se logren avances en este campo. Hasta que eso ocurra, la modificación genética de plantas para realizar la fotosíntesis en condiciones de baja luz sigue siendo una posibilidad teórica más que una realidad práctica. Sin embargo, ¿y si un día fuera posible?


Esta entrada participa en la convocatoria de @hypatiacafe sobre #PVysi

Comentarios

Entradas populares de este blog

Lo que "me gusta" y lo que "no me gusta" de la ciencia

“me gusta” -El método científico, como método. Que puedo decir que no se haya dicho ya. Es el único que nos da cierta veracidad delante cualquier cuestión. El método científico con sus distintas fases de observación, experimentación, formulación, verificación y comunicación es el mejor método que tenemos hasta ahora, para conocer las leyes que rigen la naturaleza que nos envuelve. Si lo usáramos más a menudo en nuestro día a día posiblemente tomaríamos mejores decisiones. Además, preferir la búsqueda de la realidad objetiva a la revelación es otra manera de satisfacer el anhelo de transcendencia, Me gusta el mètodo -La física. Es el origen, todo es física. Todo lo que somos y lo que sabemos es física. Me fascina, sin más. Desde lo más pequeño, mecánica cuántica, lo gigantesco, la cosmología y lo complejo como el cerebro humano. La física une todo el conocimiento. Me gusta hablar de física -El optimismo de la ciencia – La ciencia es futuro y el futuro tiene la opción de me

¿Que es una Ligubia?

¿Que es una LIGUBIA? Me he inventado un hermoso y sabroso transgénico, políticamente incorrecto según para quien, pero sumamente tentador . Os presento a mi LIGUBIA, híbrido entre higo y alubia, ¿os lo imagináis? Me pregunte qué genes serian recesivos y cuales dominantes, cuál sería su fenotipo, si necesitaría mucha agua para sobrevivir o si sería mejor árbol que arbusto. Tenéis que verme en el laboratorio, activando y desactivando genes.                Preferiblemente mejor crear un arbusto mediano, el Ligubial, ya que el árbol de tipo higuera pierde productividad, debido a sus grandes raíces. Sera un arbusto con hojas de verde intenso, carnosas y con algo de pelusilla. Soportará el calor y la falta de agua, propiedad de la familia de los ficus a la que pertenecen las higueras. Nos ira bien que sea fuerte, porque hay que enfrentarse al destructivo calentamiento global. También será resistente a las enfermedades y a las plagas que normalmente sufre la judía, pero no el higo.

Nuestro cerebro nos engaña!!

4- Por que creemos tan facilmente en Dioses de acero voladores? Nuestro cerebro nos engaña!! Nuestros amigos del pacifico sur creen que lo que perciben a través de sus sentidos, les muestra como es la realidad que los rodea. Ellos y nosotros confiamos en lo que vemos, en lo que oímos y tomamos un montón de decisiones día a día que nos ayudan a sobrevivir. A ellos en la selva del pacifico y a nosotros en la jungla de asfalto. ¿Pero podemos fiarnos de lo percibimos? Nuestro cerebro es un hermoso y complejo mecanismo que supone un antes y un después en el proceso de la evolución, pero dista mucho de ser perfecto.   La neurociencia y la psicología modernas intentan analizar con profundidad como vemos y porque, como oímos como distinguimos volúmenes, como pensamos, como razonamos, tomamos decisiones o formulamos juicios. Y sorprendentemente, nuestro cerebro es una gran chapuza, como el resto de nuestro cuerpo. ¿Una idea del todo anti intuitiva, no os parece? ¿Creías que eras p

Dibujos alfanuméricos

Observé con detenimiento la fotografía del periódico. En ella estaba Maryam de rodillas, en el suelo, haciendo dibujos extraños sobre un papel que iba desenrollando como un cucurucho. Podría ser una bobina de papel de embalaje si no fuera porque era blanco y con líneas verdes. Me pregunté qué estaría haciendo. Esos dibujos me recordaron el día en que Maryam pidió verme en mi despacho y tomé una de las mejores decisiones de mi vida como directora del colegio. Habían transcurrido más de 30 años.             Ese día, a pesar de ser ya una mujer, se la veía pequeñita sentada en el sillón de la sala de espera. Toda ella era menuda que no frágil. Le pedí disculpas. No me había olvidado de nuestra cita —le dije—. Me retrasó el desordenado tráfico de Teherán. Pero Maryam llevaba más de una hora esperando y la tensión se reflejaba en su joven rostro.             Maryam se levantó y me siguió al despacho sin esperar mi consentimiento. No me importó. Mientras dejaba mi bolso encima