Nuestros sentidos son pobres, malos, pero es lo que tenemos. ¿Y
por qué digo esto?, pues mejor lo explico con un ejemplo, nuestros ojos. Solo
vemos a través, y gracias a ellos, una minúscula parte de todo el espectro
electromagnético que existe en la naturaleza. Solo vemos las longitudes de
ondas del espectro visible, que son una franja estrechísima del inmenso
espectro de ondas electromagnéticas.
Nuestros
ojos solo detectan el verde, el rojo y el azul esto significa que nunca hemos
visto el amarillo, el marrón o el naranja. Estos colores existen, pero nuestro
cerebro solo puede hacerse una idea aproximada de cada uno de ellos combinando
en distintas proporciones el verde y el azul.
Los
infrarrojos solo podemos detectarlos con el tacto, por el calor que desprenden,
y eso puede ser peligroso. A las ondas de radio ni las vemos ni las notamos,
pero están ahí. Y ¿cómo vemos los rayos X?, pues no los vemos. Como tampoco a
los rayos cósmicos o los rayos gama que nos atraviesan, nos destruyen el ADN,
nos ponen malos y no sabemos ni porque.
Somos
malos detentores, deficientes a la hora de percibir. No captamos bien la
realidad. Con nuestros oídos, solo podemos detectar frecuencias sonoras de como
mucho cien hercios, y de ultrasonidos nada, de nada. Así que no oímos
prácticamente nada de lo que ocurre en el mundo.
El
resto de los sentidos son aún más pobres. Pensemos en el tacto. Colocamos una
mano en un cuenco en agua fría y otra en agua caliente para luego introducir
las dos en un cubo con agua a la misma temperatura. La información que nos
darán nuestras manos será distinta. Una nos dirá qué está fría y la otra que
está caliente.
Los
sentidos nos informan de lo que vemos, de lo que tocamos, de lo que oímos a una
cierta escala y dentro de las limitaciones de los sentidos. Solo nos movemos
dentro de este rango en nuestro día a día. Por ejemplo el metro, una unidad
fácil, que usamos para medir kilómetros en una carretera o milímetros en un
hilo de coser, pero poco más.
Para
representar un árbol, podemos hacerlo perfectamente a escala, no es difícil, su
tamaño está dentro de los parámetros de nuestros sentidos, Ahora bien, si
queremos representar una molécula de agua que es imposible de ver, por ser demasiado
pequeñita y no la entendemos, entonces, para representarla creamos un modelo. Por
ejemplo, para la molécula de agua representamos una bolita gorda roja para el
oxígeno y dos de más pequeñas de color azul para el hidrógeno y las unimos. Y
ya está. Pero ¿eso es correcto?, pues no, porque los elementos que forman una
molécula no son bolitas. En realidad, son regiones del microespacio en las que
hay una mayor densidad de probabilidad de que los protones y neutrones vibren
en un espacio relativamente reducido. Y los electrones vibren en un entorno
bastante más amplio pero limitado por determinados escalones de energía. Un
lugar, en el que nunca podremos saber, realmente, dónde está el electrón y cómo
se mueve, pero podemos tener una idea probabilística de que el electrón esté
dentro de sus orbitales energéticos. Esto es física cuántica, no son bolitas,
es otra cosa. Pero los átomos los representamos de esta manera para poder
entenderlos.
Todo
ello también ocurre con cosas las muy grandes y lejanas como por ejemplo una
estrella a doce años luz o galaxias lejanas. Para comprender el tamaño del Sol con
relación a la Tierra, representamos al astro rey con un balón de fútbol y al
planeta que nos alberga con una cabeza de aguja.
Los modelos
empiezan a fallar, pero es que no tenemos otra cosa. No solo nuestros sentidos
son limitados, sino que nuestro cerebro tampoco está capacitado para entender
las cosas demasiados grandes o demasiado pequeñas, por eso creamos modelos que
nos ayuden a hacernos una idea de cómo es la realidad. Porque el entorno en el
que nos movemos se parece muy poco a lo que estamos viendo con nuestros
sentidos, pero es lo que hay.
No
entendemos nada del universo, pero afortunadamente tenemos esta cosita llamada
modelo simplificado de la realidad que nos ha permitido, al menos, entender
algunos parámetros y algunas constantes para ver un poquito mejor lo que hay
allí fuera
Aun
así, una vez conscientes de que somos seres ciegos, sordos y torpes, nos lo
montamos para poder ir descubriendo cómo funciona la naturaleza.
Con esta entrada participo como #polivulgador de @hypatiacafe sobre el tema #PVLímites.
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