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Destino Titán


Estaba despertando, despacio, sin poder moverse. Su rostro evidenciaba dolor. 

    —¿Qué hago aquí? —gimió al entreabrir los ojos.

    —Buenos días, soy su enfermera y estoy aquí para ayudarla.

    —¡Devuélvanme a Titán! —gritó. 

    —Ha tenido una pesadilla.

    —¿Me has oído muchacha? —insistió agarrándome del brazo—. ¡Quiero volver a Titán! 

    —Con nuestra tecnología actual tardaríamos casi diez años en llegar a Saturno y a su mayor satélite, Titán —sonreí —. Creo que ni usted ni yo podríamos pagar el billete.

    Me la miré con ternura mientras acariciaba su cabello plateado. Recordé, que la anciana había ejercido como astrobióloga en el CSIT, y una vez jubilada se dedicó a escribir novelas de ciencia ficción.

    —Joven, ¿no ve qué estoy sufriendo?

    —Lo lamento, ¿quiere otro antiinflamatorio de esos fuertes?

    —No estoy enferma. Es que no sé qué hago aquí, en la Tierra, donde la gravedad  es de 9.80665 m/s2 y me está aplastando contra el suelo. Mis huesos crujen como el caparazón de un caracol pisoteado —dijo escudriñando mi interior con su mirada—. Llévame a Titan, allí la gravedad es suave, solo de 1,37 m/s2, y no me dolerá la vida.

 

 

Este relato participa en la iniciativa de @divagacionistas con tema #relatosdestino y

como #polivulgador de @hypatiacafe sobre #PVmarzo23

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