Una hembra de mosquito Aedes vigila
expectante desde arriba el borde de un jarrón de cristal lleno de agua que contiene
margaritas mustias.
Está
pletórica, siente en sus entrañas palpitar a centenares de huevos fecundados.
Esa zona de ahí, abajo de la pared del jarrón, la que está sumergida en agua, es
un buen sitio para pegar los huevos y que las crías obtengan de suficiente
nutriente para desarrollarse.
Sin
embargo, al rato, percibe algo extraño. La angustia se va apoderando de ella
mientras desova. ¡Todas las larvas son hembras!
—¡¿Qué está ocurriendo?! —grita desconcertada.
—¡¿Qué está ocurriendo?! —grita desconcertada.
—
No es necesario que grites, soy Wolbachia. ¿no me recuerdas? —dice la bacteria
con voz de ultratumba.
—
Pues, no.
—
Deberías — reprende la Wolbachia —...eras macho y te transformé en hembra.
— ¡¿Cómo?!
—
¡Ya te vale! A estas alturas, que tenga que explicártelo...
Si
Aedes hubiera podido ver la expresión de fastidio de Wolbachia muy
probablemente se habría sentido ofendida.
Wolbachia
le contó que solo puede sobrevivir y reproducirse dentro de los huevos de sus hijos hembra. Así que evolucionó para manipular los genes que determinan el sexo,
convirtiendo las larvas de machos en hembras, para tener más probabilidades de
supervivencia.
—
Muy bonito, y ¿qué hago yo sin machos?
—
No te preocupes, sois muchos —contestó ironica.
Lo
que ninguna de las dos sabe, es que esta vez ha sido el hombre del laboratorio, el de la bata blanca, el que ha infectado con Wolbachia en millones de Aedes, y los ha soltado en Australia.
Los humanos se mueren a consecuencia de la picadura del mosquito Aedes
infectado por virus del dengue. Wolbachia es inmune a ese virus, lo que protege
a Aedes del mismo, convirtiendo en inofensiva su picadura para los
humanos. Con ello están intentando controlar la enfermedad. Mola.
Comentarios
Publicar un comentario